Como firmar documentos

Cosas de mi madre: lo que por un oído le entra, por el otro le sale

Cosas de mi madreEl martes de la semana pasada me desplazo a la ciudad donde reside mi reducido núcleo familiar (mi madre y mi padre), que no es precisamente New Orleans, aunque sí un autentico crisol de razas y culturas: Torrevieja. El desplazamiento se debe a que al día siguiente a una hora mortalmente temprana para mi, debíamos presentarnos, primero en un banco para firmar unos documentos para un préstamo y luego en un notario para dar fe de lo mismo, por lo que decido irme a dormir al pueblo para amanecer ya allí.

En la firma debíamos estar la familia completa (mi madre, mi padre, mi hermana y yo mismo), pero en previsión de que se produjese cuando mi hermana estuviera ausente (de cuerpo) al residir en Madrid, ésta ya les había hecho, la última vez que estuviera en el pueblo, un poder que les autorizaba a firmar por ella cualquier documento en cualquier momento.

No recuerdo el motivo por el que bajamos en diferentes coches, pero así lo hicimos -a veces la lógica familiar se aleja bastante de la mía, pero ya no voy a discutir. Mientras yo encuentro un aparcamiento a una distancia bastante razonable del banco, mi padre no para de dar vueltas, por lo que deja a mi madre en la puerta del banco y se enfrasca en la épica búsqueda del hueco libre (llego a esta conclusión tras encontrarme a mi madre, sola, en el banco).

Cuando me siento al lado de mi madre, una paciente señorita le está explicando la cantidad de veces que tiene que firmar y que, como tienen un poder para la firma de mi hermana, pues alguien (mi padre o mi madre) tiene que firmar dos veces: «una por ti y otra por tu hija», le dice.

A lo que mi madre se vuelve hacia mi y me pregunta: «¿como firma tu hermana?».Autógrafo de Jesús

Mi todavía aletargada mente no entiende la pregunta. Entiende las palabras pero no las procesa, más bien lo que no entiende es el significado de la pregunta. Las neuronas de mi cerebro se preguntan unas a otras «¿qué está diciendo? ¿no pretenderá falsificar una firma delante de una trabajadora del banco?»

A lo que la trabajadora le dice que no, que no tiene que firmar como mi hermana sino firmar con su firma dos veces: una por ella y otra por mi hermana.

Y mi madre asiente: ¡ah claro!
Y firma una vez: Marí Carmen.
Y firma otra vez: Ahidée.
Y la del banco se queda a cuadros.
Y mi madre se queda tan ancha.
Y la del banco le da la vuelta al papel y le dice: «¡pero tú no te llamas Ahidée!»
Y mi madre le dice: «Ahidée es mi hija»
Y la del banco le dice: «pero ¿no te he dicho que tenías que poner tu firma?»
Y mi madre se troncha de risa ella sola.
Y yo no doy crédito…

Se podrían haber ahorrado el notario del poder de mi hermana, digo yo.

No es lo mismo «prestar atención» que «llamar la atención». Está claro que a mi madre sólo le gusta llamar la atención y no prestarla… Igual cree que debieran pagarle por la acción de prestar la atención, dado que ellos también le van a cobrar por su préstamo.

En la notaría mi padre firmó dos veces. Ambas con su propio nombre y firma.


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